Desde el preciso momento en el que adquirimos algo a través de internet, hasta que llega a nuestras manos, hay toda una serie de pasos. El último de ellos, el de la entrega, es el que corresponde al reparto de última milla, un reto medioambiental y logístico.

En esa última parte del recorrido, el Foro Económico Mundial calcula que las emisiones correspondientes al reparto de última milla, alcanzarán en 2030 los 25 millones de toneladas de CO2. Por tener una perspectiva mayor, se necesitarían plantar aproximadamente 33,000 km² de bosque, el equivalente a un área similar al tamaño de Bélgica, para mitigar estas emisiones.

En el mismo informe, el Foro Económico Mundial calcula que las entregas de última milla en zonas urbanas aumentarán en más de un 30% en las cien principales ciudades del mundo. Lo que supondrá que la congestión del tráfico se incrementará en más de un 21%, es decir, el equivalente a sumar 11 minutos al trayecto diario de cada pasajero.

Promover soluciones

Estos nuevos hábitos de consumo han traído consigo un reto al que se busca dar respuesta desde el Living Lab de Smartiago, un proyecto de Compra Pública de Innovación liderado por el Concello de Santiago. La plataforma pone a disposición de sus usuarios dos vehículos eléctricos y autónomos para explorar soluciones y promover la innovación.

Esta iniciativa representa una oportunidad para fomentar el desarrollo de nuevos modelos de negocio que sean sostenibles y contribuyan a promover soluciones a los retos ambientales y logísticos que plantea la última milla en la era de la digitalización.