Los sensores LIDAR han ganado gran relevancia en los últimos años, gracias a su aplicación en los vehículos autónomos o, incluso, en nuestros teléfonos móviles. Esta tecnología realiza un mapeado en tres dimensiones de su entorno mediante el uso de haces de luz, y todo esto con una gran precisión.
Antes de nada, una breve aclaración, LIDAR es un acrónimo de Laser Imaging Detection and Ranging, lo podríamos traducir al castellano como sistema de medición y detección de objetos mediante láser. Ahora sí, entremos en materia.
Cómo funciona
Contado de una manera simple, un SONAR emite ondas acústicas que al rebotar en los objetos a su alrededor dibujan un mapa de su entorno. Un sensor LIDAR funciona de manera similar pero empleando haces de luz infrarroja que, al reflejarse sobre los objetos en los que impactan, vuelven a su origen y son recogidos por una lente receptora.
El sensor mide el tiempo que tarda cada rayo en ir y volver, permitiéndole medir con una alta precisión las distancias. A esto hay que sumar que un LIDAR dibuja un mapa de su entorno, compuesto por millones de puntos, en tiempo real. Permitiéndole captar todo lo que sucede a su alrededor.
Un LIDAR en Santiago
Los vehículos autónomos, que el Living Lab ha puesto a disposición de su usuarios, cuentan con esta tecnología, lo que les permitirá reconocer su entorno y mapear el casco histórico de la capital gallega. El objetivo es el de estudiar las distintas aplicaciones de estos sensores, tanto en la conducción autónoma como en la preservación del patrimonio histórico de la ciudad.
El sensor LIDAR es solo una de las muchas herramientas con las que nos iremos familiarizando en próximas publicaciones, para que cuando veamos caminar a este nuevo vecino de Santiago por nuestras calles, no nos resulte un extraño.